¡Ay cuánto me quiero! (fragmento)
¡Ay, cuánto me quiero! En realidad, para ser sincero, me amo.
¿Qué haría yo sin mí?
Qué suerte la mía, conocerme de toda la vida!
Desde el día en que nací he estado conmigo.
Prometo nunca dejarme solo. Me acompañaré siempre, donde sea que vaya.
MIS PAPÁS
Antes que yo naciera, mi mamá me tuvo dentro de ella durante nueve meses. ¡Qué afortunada! Fue la primera en conocerme. Desde entonces la he dejado ser mi mamá día y noche. Ella y mi papá me quieren mucho. Les encuentro toda la razón, ya que soy adorable. Son personas muy inteligentes.
Mi papá lo pasa bien trabajando para comprar mi comida, mi ropa y mis juguetes. Si no fuera por mí, no tendría para qué ir a la oficina y se quedaría aburrido en la casa. Por eso me preocupo de comer toda mi comida aunque no me guste tanto, de ponerme mucha ropa aunque me dé calor, y de jugar con todos mis juguetes al mismo tiempo. ¡Qué buen hijo soy! Reconozco que los consiento demasiado, pero no puedo evitarlo, soy tan tierno.
EL COLEGIO
El colegio me encanta. Yo sé que existen varios, pero no puedo estar yendo cada día a un colegio diferente. Me da pena por todos los niños que se quedan sin conocerme, pero yo sólo puedo ir al mío.
Mi profesora es entretenida (Tía Patty) y simpática y siempre me pone buenas notas. Ella también fue niña hace mucho tiempo (como la Tía Paola).
Me imagino cuántas cosas estudió en el colegio y después en la Universidad. Y todo para enseñarme a mí. ¡Que orgullosa debe estar! Después de clases y los fines de semana, juego en mi pieza o en mi jardín. Me subo a mi árbol y me siento sobre una de mis ramas. Es verdad que las ramas le salieron al árbol, pero son mías igual, porque están en mi jardín. O sea, en el jardín de mi casa... bueno, la casa de mis papás, pero como yo soy de ellos, entonces también la casa es mía... y el jardín y también el árbol y por supuesto la rama. Lógico.
Sentado en mi rama ensayo mis discursos de agradecimiento para cuando me entreguen todos mis premios, mis diplomas y mis medallas. "Gracias, gracias", digo. "Me doy gracias a mí mismo por mi apoyo. Todo me lo debo a mis propios méritos".
Otra cosa que hago es llamarme por teléfono, pero siempre suena ocupado. Seguramente es porque estoy haciendo cosas muy importantes, como por ejemplo, llamarme por teléfono.
Además, me escribo cartas y las escondo debajo de mi almohada. Siempre las descubro rápidamente. Ayer me escribí una carta sin ponerle mi firma. Soy tan astuto que reconocí mi letra y supe que era yo, así que me contesté. No sé si alguien más será capaz de responder cartas anónimas.
Cada noche, cuando me acuesto, rezo y le doy gracias a Dios por haberme hecho a mí junto conmigo. ¡Qué sabio es Él! Con razón es Dios, Hace todo bien
Mientras duermo, me echo mucho de menos, pero ¡ay qué alivio despertar en la mañana y volver a encontrarme!
—Es muy fuerte, audaz y además es cariñoso conmigo.
—¿Pero cómo es por fuera?
¿Alto, bajo, gordo, flaco, viejo, joven?
—Es normal.
Esa niña es una niña de muy pocas palabras, ya se me estaba acabando la paciencia.
—¿Y qué significa “normal”? Normal podría ser que midiera un centímetro y que pesara como mil kilos y que tuviese doscientos años y que fuera verde.
—No es verde —reclamó esa niña—. Es más o menos de mi mismo porte, no es gordo ni tampoco flaco, y tiene mi edad.
—¿Y de qué color es?
—No sé, color piel supongo.
Yo no sé cuál es el color piel, porque depende de qué color uno tenga la piel. También la piel cambia de color si es verano y uno se pone al sol y se pone tostado, o si es invierno y entonces es más blanca. Además cuando yo me enojo mi cara se pone colorada, y cuando estoy mucho rato en la piscina me pongo medio azul.
Me pareció aburrido que el amigo imaginario de esa niña fuese tan común y corriente, por eso le dije:
- Ahora me tengo que ir.
-¿Por qué tan pronto?
- Porque tengo una reunión - le contesté.
- ¿Con quién?
-¿Cómo "con quién"? - le dije a esa niña -. ¡Conmigo mismo ¿Con quién más podría ser?
VAMPIMONO
ACORTUGA
ELEFANTRUZ
No hay comentarios:
Publicar un comentario